El Relator Especial sobre el Derecho a la Salud, Anand Grover, presentó su informe a los delegados del Tercer Comité de la ONU, en el que vincula el aborto irrestricto con el derecho al grado máximo de salud física y mental que se pueda lograr. Declaró con firmeza su intención de redefinir el «derecho a la salud» en convenciones y tratados de la ONU para que incluya el aborto.
La delegada de Suazilandia indagó acerca del motivo por el cual el Relator Especial desatendió su mandato al informar únicamente sobre la salud reproductiva, ignorando un sinnúmero de otros intereses en materia de salud, como ser el hambre y las enfermedades. La representante criticó la idea de que el Relator Especial incluyera un derecho al aborto «inexistente» dentro del derecho a la salud. El delegado de la Santa Sede insistió en que no existe un derecho al aborto en el derecho internacional, y que el Relator Especial no tuvo en cuenta las convenciones que «protegen el valor inherente y la dignidad de la persona tanto nacida como por nacer».
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