PILAR CRISTÓBAL. 14.09.2007 - 23.00 h
Muchos autores de textos sobre el desarrollo de la sexualidad humana hablan de zonas erógenas y algunos las describen con todo lujo de detalles, no hay ningún fundamento científico en ello y aunque algunas zonas están más llenas de terminaciones nerviosas, otras sin tanto nervio tienen una intencionalidad sexual que las hace muy gratificantes.
En cuanto a los investigadores del sexo es importante recordar al primero que abordó con una metodología científica la investigación de la conducta sexual humana, Alfred Kinsey, que era un cuidadoso entomólogo, al que le fue encomendado la ingente tarea de investigar la conducta sexual de los estadounidenses.
Con la misma precisión y prolijidad que empleaba para clasificar sus insectos se dedicó a entrevistar a 16.000 personas de todos los rincones y estamentos del país y en 1948 asombró a todo el mundo cuando los primeros resultados de su ingente investigación se publicaron bajo el nombre de “Conducta Sexual de Varón Humano”, más tarde siguieron los referentes a la conducta femenina y a la conducta homosexual.